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  • OndaCero
  • Publicado: 27/01/2025
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Monólogo de Alsina: "Nuestro levantador de piedras"

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Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la promesa de Pedro Sánchez de que va a "buscar votos hasta debajo de las piedras" para sacar adelante el decreto 'ómnibus' y no se paralice la revalorización de las pensiones, los descuentos del transporte público ni las ayudas por la DANA.

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🔗 Más de uno, en ondacero.es:

Veintisiete días ya con los Presupuestos del Estado prorrogados y sin proyecto conocido de Presupuestos nuevos. Es lo que hay.

Consecuencias de la ausencia de nuevos Presupuestos

El presidente decidido en octubre que no lo presentaba, nos contó aquello de que había que esperar a que Esquerra y Junts, son costaleros independentistas, resolvieran sus congresos -el calendario partidista por encima del calendario legal-, los congresos ya pasaron -siguen mandando los mismos, incombustibles los líderes de la sedición- y de los Presupuestos no se volvió a saber.

Ya comenté el viernes, en conversación con el ministro López, que la ausencia de Presupuestos nuevos es lo que obligó al gobierno, por segundo año consecutivo, a echar mano del decreto para revalorizar las pensiones. Fórmula que, a diferencia de unos Presupuestos, no te asegura que la revalorización permanezca porque el decreto ha de convalidarlo el Congreso. Y el truco de los ómnibus o cajón de sastre funciona mientras tus socios te hagan la vista gorda. El día que dejan de hacértela, pasa lo que pasa.

Sánchez recibe a un señor muy de derechas: Mark Rutte

Hoy recibe el presidente visita en la Moncloa. Se reúne con un señor muy de derechas, que nos pase ná. Responde al nombre de Mark Rutte, es holandés, y dirige en este momento la OTAN. Antes gobernó los Países Bajos y se las tuvo tiesas, más de una vez, con el nuestro. Allá por 2020, cuando estábamos pidiendo fondos y más fondos porque sufríamos la mayor recesión de las economías europeas -paralizado el turismo por la pandemia-, Rutte exigía a cambio compromisos de reformas y el servicio de persuasión y propaganda de la Moncloa lo caracterizó como un centroeuropeo insolidario y con fobia a los países del sur.

En fin, pelillos a la mar. Ahora está al frente de esta organización defensiva a la que pertenece España y cuyo presupuesto corre, en un setenta por ciento, a cargo de los Estados Unidos. En adelante, los Estados Unidos de Donald Trump.

Sánchez busca una nueva concesión para seducir a Puigdemont

El presidente desplegó ayer todos sus salmos más conocidos, las frases hechas, los eslóganes, y convenció a quienes le escuchaban (porque quienes le escuchaban eran los delegados del Partido Socialista en Canarias que venían convencidos ya de casa).

Sostiene que conseguirá que el Congreso -o sea, Junts- le convalide el decreto batiburrillo sí o sí, que traducido significa que anda a la búsqueda de alguna nueva concesión con la que seducir a Puigdemont. Sostiene que el decreto no será troceado porque aunque lleve cincuenta medidas distintas están todas tan relacionadas que no se pueden separar, vaya por dios. Y exprime esta frase, perfectamente vacía, sobre los votos y las piedras como si fuera extraordinariamente meritorio el mero hecho de pronunciarla.

No hace falta levantar ninguna piedra

Es casi alucinógeno esto, porque justo para estas tres cuestiones -pensiones, descuentos del transporte público, ayudas por la riada- no parece que haga falta levantar ninguna piedra: ahórrese el tremendo esfuerzo físico el presidente porque éstas son las tres cosas para las que el PP ya le ha ofrecido sus votos.

Ya pasó en 2024. Sólo que entonces sacó lo adelante nuestro levantador de piedras prometiéndole a Puigdemont las competencias migratorias. Y aun así, lo salvó por la mínima. 172 síes, 171 noes. No pareció que fuera muy sólida la mayoría.

Este año lo que ha sucedido es que el gobierno no ha encontrado un caramelo nuevo con el que amarrar el sí puigdemónico. Y que, a diferencia del año pasado, el príncipe de Waterloo ya ha ido pudiendo comprobar que ni está amnistiado del todo, ni se habla catalán en las instituciones europeas, ni se ha traspasado competencia alguna en materia migratoria.

O sea, que hace un año aún era relativamente sencillo embaucar a Puigdemont -con todo lo listo que dicen que es- y este año está encabritado porque le han tangado. Más que buscar votos debajo de las piedras -como si estuvieran escondidos- en lo que anda el presidente es en intentar que el compadre que lo invistió se enfríe y deje de apedrearle.

Y por si acaso no lo logra, da rienda suelta a toda la propaganda de microondas. Perdón, el relato.

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